Introducción:
A lo largo de los últimos años y con la caída de Afganistán en 2021, numerosos fueron los analistas que afirmaron que el derrumbe del Gobierno de Kabul y sus aliados era el inicio y fin de la hegemonía estadounidense, del repliegue, declive de Estados Unidos del teatro de operaciones a nivel mundial.
La realidad actual nos genera un alto grado de incertidumbre, siendo el binomio EEUU-Israel los actores determinantes de nuevo, en un tablero mundial dominado por los enfrentamientos regionales. Siendo el Estrecho de Ormuz una vía estratégica de alto valor geopolítico.
Desarrollo:
De acuerdo con los análisis realizados de los antecedentes, el pasado reciente nos marca la tendencia a una repetición de hechos con más frecuencia y con mayor intensidad en el presente con una alta probabilidad de enfrentamientos a gran escala para el futuro.
En este sentido, los acontecimientos se presentan como eslabones de la misma cadena, y es necesario considerarlos de manera compleja, no como la ocurrencia de unos sucesos aislados.
Con la elección de nuevo Presidente de los EE. UU., con un marcado rasgo ideológico, la mayoría de la élite de Estados Unidos otorgaron a Donald Trump a finales de 2024, “carta blanca”, al identificar tendencias negativas sobre sus intereses e influencia y la dificultad de mantener su condición de hegemonía mundial.
Por lo tanto, la actual potencia mundial está obligada a restructurar su geopolítica y geoestrategia a largo plazo y, por lo tanto, a realizar políticas y planes de acción en los factores diplomáticos, militares, tecnológicos, económicos y sobre todo comerciales, tomando decisiones difíciles para los diferentes actores involucrados en el sistema. En consecuencia, a lo largo del tiempo va a ser fundamental observar los movimientos de los actores con un seguimiento muy exhaustivo, desarrollando la inteligencia en los tres niveles y en todas sus áreas.
Los escenarios construidos nos conducen al interés de un bloqueo del Golfo Pérsico, paulatino, durante varios meses con las consecuencias que esta acción tendría para las economías más dependientes energéticamente del curso y concretamente a unos de los actores más sensibles como es la Unión Europea. En este caso, no sería la primera vez que el viejo continente pudiera sufrir las consecuencias de una alta inestabilidad en el área de Oriente Medio, debilitando y acentuando los problemas existentes en la gobernabilidad europea en el sentido de …
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