9 enero, 2016

Liderazgo

La necesidad de líderes en nuestras organizaciones es un tema actual que despierta mucho interés y mucha literatura en estos momentos. Dentro de la figura de un líder se encierran muchas cualidades humanas. A lo largo de la historia encontramos líderes transformadores, reformadores, servidores públicos o creadores de nuevas sociedades. Solo desde la fuerza que proporciona la cultura, la formación, y la espontaneidad pueden surgir los grandes liderazgos en momentos difíciles; su capacidad de generar adhesión, ilusión y entusiasmo en torno a su persona es la marca diferenciadora del líder. Las circunstancias de los momentos actuales por los que estamos atravesando deberían potenciar la importancia del liderazgo. La rápida y acelerada evolución de los acontecimientos, del cambio permanente y constante, además de la incertidumbre por el futuro, hace necesario cada vez más una clara visión de futuro. La definición de objetivos, del camino a seguir, del diseño de la estrategia en su corto, medio y largo recorrido y la planificación de los recursos, de los objetivos y de las metas debe ser la labor de un líder.
No hay una fórmula secreta para el liderazgo. Contrariamente a lo que muchos libros, revistas y teóricos predican, convertirse en un buen líder es un proyecto vital que se nutre de nuestros conocimientos y de nuestra formación, esfuerzo y constancia, pero también de la experiencia que con los años vamos adquiriendo. Sistematizar el liderazgo a través de fórmulas, trucos y consejos es simple y poco útil, puesto que el liderazgo, como la vida, está compuesto por experiencias (buenas y malas) y se construye a través de esencia y carácter, de la práctica de las virtudes que se presuponen en un liderazgo activo para superar todos los obstáculos. En ese sentido, el líder crea por un lado un proyecto personal e intransferible, pero al que debe añadirse una completa formación teórica y práctica. Podemos afirmar, pues, que en torno al líder y al liderazgo se agrupan las mejores cualidades humanas y las mejores virtudes.

El liderazgo es arte y, como todo arte, requiere destreza, práctica y experiencia, además de verdadera vocación e inspiración hacia la creatividad. Esa inspiración viene como resultado de la experiencia, la entrega, entusiasmo, constancia y disciplina.

Animamos a todos los alumnos de nuestro Máster y miembros de nuestra Fundación a formarse constantemente, a reflexionar, pensar y actuar (pensamiento y acción) siguiendo el camino del liderazgo en valores, cumpliendo la misión, llegando y superando todas las metas propuestas.